Del dicho al hecho... hay que acortar el trecho
Banif.- El mercado continúa instalado en una dinámica de extrema volatilidad al calor del flujo incesante de noticias, en muchos casos contradictorias, que se suceden en torno a la gestión de la crisis soberana en Europa. A pesar de la ausencia de medidas concretas en la reciente reunión del FMI y Banco Mundial, la misma podría haber servido de acicate –debido a la presión de EEUU, Reino Unido, BRICS y del propio FMI- para que las instituciones europeas pasen de una vez por todas a la acción. Empezando por el BCE, cuyas medidas más inmediatas podrían pasar por reactivar el programa de compras de deuda financiera (covered bonds) y por la reinstauración de las ventanillas de liquidez ilimitada para el sector financiero a largo plazo (1 ó inclusive 2 años). Estas alternativas podrían anunciarse efectivas por el BCE en su próximo Consejo de Gobierno del 6 de octubre. Las rebajas de tipos serían la tercera opción barajada, aunque no pensamos que vayan a ser inminentes.
Siguiendo por la Facilidad Europea de Estabilidad Financiera (EFSF), se especula con la posibilidad de que pudiera inyectar capital de forma directa en el sector bancario (en el comunicado de la reunión del Eurogrupo del pasado 21 de julio, ya se recogía la posibilidad de que el EFSF otorgase préstamos a los Estados para que estos inyectasen capital), y/o concederle licencia bancaria para que pudiera descontar activos en el BCE. Asimismo, el EFSF podría ofrecer garantías para las emisiones de deuda pública en vez de comprarla de forma directa. Otra opción que se baraja es la posibilidad de potenciar la capacidad financiera efectiva del EFSF (se especula que hasta los 2 billones de euros), permitiendo su apalancamiento, lo que rebajaría los temores a una pérdida de la máxima calificación crediticia de los países que más garantías aportan (Alemania y Francia). ¿Cómo podría ampliarse su capacidad efectiva?. Con los 440.000 millones de dotación actual, el EFSF cubriría la primera pérdida en caso de impago del país rescatado/auspiciado; el importe restante de su financiación contaría con el aval del BCE mediante una línea de crédito.
La otra opción más ingeniosa, ya comentada: que el EFSF adquiera la condición de banco y pueda financiarse en las subastas del BCE. También se contemplaría una aceleración de la puesta en marcha del mecanismo de ayuda permanente (ESM). Otra de las opciones que se han barajado es la posibilidad de aliviar la carga soberana de las instituciones financieras mediante la puesta en marcha de un programa similar al TARP estadounidense. Consistiría en la creación de un SPV (Special Purpose Vehicle) financiado parcialmente con dinero del EFSF, que podría comprar deuda del balance de las entidades financieras europeas. Aunque la operativa es compleja, este mecanismo permitiría a las entidades financieras deshacerse de posiciones en deuda soberana a cambio de deuda del SPV, que podría ser descontada en la ventanilla del BCE para obtener liquidez.
Objetivo prioritario de todas estas herramientas: establecer un “cortafuegos” para Italia y España. Con este “cortafuegos” activado, sería más factible acometer una mayor reestructuración, pero ordenada, de la deuda griega, con una reducción de su valor presente del orden del 50-60% (frente al 21% planteado en el actual canje griego). Finalidad: gestionar la situación de Grecia con el país dentro del euro y minimizar los riesgos de una reestructuración desordenada. En principio, se pretendería que el plan estuviera listo para el próximo Consejo Europeo del 17 de octubre o para la cumbre del G-20 del 4 de noviembre. En cualquier caso, el Ministro de Finanzas alemán descartó la posibilidad de una ampliación del EFSF más allá de lo inicialmente pactado y estaría por verse el efecto definitivo de una idea que implica un mayor compromiso a los países de la zona Euro, cuando en muchos de estos aún no han ratificado lo acordado el pasado julio. Por eso es muy importante que de aquí en adelante, la redefinición de los vehículos de rescate no lleve aparejada la superación de más escollos institucionales (votaciones adicionales en Parlamentos).
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