Buscando soluciones
Banif.- Desde hace dos meses el comportamiento de los mercados ha estado supeditado a la evolución de los riesgos cíclico y soberano. En la actualidad, está siendo la variable soberana (y su derivada en el sector financiero) la que mayor influencia está teniendo sobre la evolución del precio de los activos. En este sentido, pensamos que las autoridades europeas todavía están a tiempo de contener la crisis de deuda que asola a los periféricos, aunque deberán tomar decisiones más rápidas y de mayor contundencia. Lo más urgente a corto plazo, es la aprobación de la entrega del sexto tramo de ayuda a Grecia. Estos 8.000 millones de euros correspondientes al primer rescate son fundamentales para que el Estado Griego pueda hacer frente a los vencimientos del último trimestre de 2011. Sin embargo, para que se haga efectiva esta entrega, los parlamentarios griegos deben aprobar cuanto antes los recortes anunciados por el ejecutivo. Las últimas noticias al respecto, son que entre cinco y seis parlamentarios del partido del Gobierno (PASOK) estarían en contra de la aprobación de parte de las últimas medidas tomadas, en concreto respecto, a la creación de un impuesto sobre la propiedad. Así, hay que recordar que el partido del Gobierno ostenta 154 de 300 escaños en el Parlamento, por lo que la negativa de cinco parlamentarios podría ser suficiente para hacer descarrilar estas nuevas medidas fiscales y poner en peligro la entrega del próximo tramo de ayuda. Además de las actuaciones más urgentes, no hay que olvidar que todavía quedan por dirimir importantes aspectos para lograr la estabilización de la zona Euro. En este sentido, la próxima semana (29 de septiembre) el Parlamento alemán deberá aprobar la modificación del EFSF y es de esperar que los Estados europeos “díscolos” (Austria y Finlandia) sigan el ejemplo germano. Tras estos pasos, no hay que olvidar que todavía queda pendiente la puesta en marcha de la participación del sector privado (PSI).
Desgraciadamente, resolver la situación griega es sólo un primer paso. Y es que, aunque los países más importantes desde el punto de vista sistémico como Italia o España son fundamentalmente solventes, el deterioro de la confianza de los inversores ha sido muy importante y es complicado que se estabilice sin ayuda externa. En este sentido, a falta del EFSF, la operativa del BCE en los mercados secundarios esta resultando fundamental para contener el deterioro de las primas de riesgo de estos dos países, aunque los bonos italianos están siendo algo más castigados debido al elevado volumen de vencimientos en septiembre y la situación política.
No obstante, no hay que olvidar que, de fondo, sigue siendo necesario un mecanismo que pueda utilizarse para proveer financiación a tipo de interés bajo durante un periodo razonable que les permita poner en marcha medidas para reducir sus niveles de endeudamiento. Esto podría hacerse de varias formas: 1) emisión de eurobonos; 2) expansión de la capacidad del EFSF para que se puedan dar líneas de de avales directas a los Estados con problemas, 3) incremento del ritmo de compras en secundario por parte del BC
Se trata por tanto de una agenda política complicada, pero las implicaciones del fracaso, no sólo para los países con problemas en la actualidad, sino para el conjunto de la zona Euro y el sistema financiero a escala global son muy importantes. En este sentido, pensamos que en el marco de la reunión del G-20 de este fin de semana, la presión de los distintos países (EEUU, Emergentes) hacía los distintos miembros de la zona Euro puede ser el factor que haga definitivamente inclinar la balanza hacia la toma de decisiones más contundentes.
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