Banif.-Grecia vuelve de nuevo al núcleo de la atención más inmediata del mercado y con mucha fuerza. Después de un fin de semana marcado por la sucesión de decepciones desde el frente institucional – sobre todo el hecho de que la reunión del G-7 volviera a saldarse con un mero ejercicio de retórica- y del anuncio de nuevas medidas in extremis de ajuste fiscal por parte del Gobierno heleno, para cumplir con sus objetivos de consolidación, los rumores de un default inmediato de la deuda griega han vuelto a encender las alarmas.
El mantenimiento de la dinámica de repreciación del riesgo en el plano soberano y financiero y de penalización de los activos de riesgo es el mejor reflejo de que el mercado ya se ha “cansado” de declaraciones y demanda una acción inmediata. A pesar de ello, en el seno de las instituciones se ha observado una actitud más constructiva para evitar un desenlace desordenado de este episodio que termine desencadenando una nueva oleada de riesgo sistémico.
Muestras de ello son el compromiso alcanzado entre Merkel y Barroso para que las reformas en el EFSF aprobadas en julio salgan adelante o el mayor activismo del BCE en el mercado de deuda, doblando el importe del Securities Market Programme desde su reactivación a comienzos de agosto. Un claro avance en el primer punto –pilar de los cortafuegos que deben activarse- y la consolidación del segundo se nos antojan aspectos clave para inyectar estabilidad al mercado, más allá de que la condición más urgente y absolutamente indispensable para que Grecia siga respirando es la concesión de un nuevo tramo (el sexto) del programa de ayuda a Grecia aprobado en mayo del año pasado (8.000 millones de euros) que le permita afrontar la carga de obligaciones del último trimestre del año.
El presidente de la Comisión Europea ha fijado mediados de octubre como la fecha límite para la concesión del mismo, aunque es probable que esta semana tengamos muchas pistas al respecto, teniendo en cuenta que la troika FMI, BCE, Comisión Europea regresa mañana a Atenas para proseguir con la evaluación de los avances en clave de cumplimiento con los objetivos fiscales que haya hecho el Ejecutivo griego. Por el camino, su ministro de Finanzas anunció ayer que el déficit heleno desde enero hasta agosto de 2011 fue de 18.100 millones de euros, un 20% por encima de lo alcanzado en el mismo periodo de 2010, aunque todavía por debajo del objetivo aprobado en el programa fiscal a medio plazo (18.970 millones de euros). Con las medidas aprobadas el pasado fin de semana (impuesto sobre los bienes inmobiliarios, recorte de los sueldos de los funcionarios electos), el Tesoro griego espera obtener 2.000 millones de euros adicionales, que ayudarían a cuadrar las cuentas del periodo 2011-2012.
En este contexto, por tanto, la situación de Grecia sigue estando al filo de la navaja, a la espera de que la troika (FMI, BCE y Comisión Europea) dé el visto bueno a los avances realizados y permita la entrega del nuevo tramo de fondos correspondientes al primer rescate aprobado. Además, a finales de septiembre, las modificaciones del mecanismo de ayuda (EFSF) se deberían haber votado ya en los distintos parlamentos nacionales, y no será hasta bien entrado octubre cuando este instrumento disponga de liquidez para operar y
asumir sus nuevas funciones como mecanismo de estabilidad.
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