Banif.-
- La reunión del Eurogrupo se saldó ayer con la confirmación de la concesión de ayuda financiera a Portugal. Pocas novedades relativas a Grecia habría que esperar hoy de la reunión del Ecofin. La concreción de soluciones al respecto parece aplazarse a junio.
- Batería mixta de indicadores macro en EEUU.
El foco inversor sigue muy orientado al mercado de deuda “periférico”, con la reunión del Ecofin de hoy como telón de fondo. En el día de ayer, el Eurogrupo y los ministros del Ecofin anunciaron que de manera unánimeacuerdan prestar asistencia financiera a Portugal sobre la base de un programa que ha sido negociado con las autoridades lusas por parte de la Comisión Europea, BCE y FMI. El montante del rescate, como estaba previsto, se eleva a 78.000 millones de euros, que se dividirán a partes iguales entre el EFSF, el ESM y el FMI. La concesión de los fondos a Portugal, como no podía ser de otra forma, estará sujeta a una serie de condiciones, similares a las que ya se han exigido a aquellos países que se han acogido previamente al rescate, y que se sintetizarían en tres puntos: (i) profundización en la senda de consolidación fiscal, con un plan ambicioso, pero creíble, (ii)introducción de fórmulas que fomenten la competitividad y permitan establecer una base estructural de crecimiento más sostenido y sólido (fue de nuevo decepcionante la contracción de un 0,7% intertrimestral del crecimiento del PIB en 1T11 ayer publicada), y (iii) establecimiento de medidas que permitan avanzar en el proceso de desapalancamiento de su sector financiero y reforzar su base de capital.
Sin embargo, todavía no se han dado cifras precisas en relación a los objetivos y el coste del rescate. Se confía en que el ajuste fiscal que se plantea sea suficiente para garantizar la estabilidad de la deuda lusa, pero el riesgo reside en que el crecimiento económico no satisfaga las expectativas y que tres años no sean suficientes para observar los frutos de las reformas estructurales y poder financiarse por sus medios. De momento, aunque ya descontado, la confirmación del rescate a la economía portuguesa provocó una relajación de las curvas soberanas “periféricas”, principalmente en los tramos cortos de las de Irlanda y Portugal. En el caso de la curva española, también se produjeron moderadas cesiones en los plazos cortos de la curva, mientras que el diferencial a 10 años frente al bono alemán se estabiliza en torno a los 215 pb, lo que no constituye una mala noticia en unasemana en la que el Tesoro español vuelve a ejercer una intensa apelación de financiación al mercado, teniendo previsto colocar hasta 9.500 millones de euros entre Letras y Obligaciones.
Antes de la reunión de hoy del Ecofin, y en relación a Grecia, los ministros de Finanzas de la zona Euro tuvieron ayer una discusión informal pero controvertida, en la que parecen definirse dos grupos de opinión. Un grupo, liderado por Alemania y Holanda, que estaría abierto a un aplazamiento suave en los pagos de la deuda en manos del sector público extranjero y el conjunto del sector privado más o menos cercano (“soft rescheduling”), y otro grupo más partidario de esperar, con la esperanza de que se produzcan progresos en clave de consolidación fiscal y reformas estructurales en la economía helena. De acuerdo a esta corriente de opinión, Grecia estaría todavía en condiciones de retornar a los mercados de capitales en el transcurso del año que viene. Discrepancias que se sintetizan en dos declaraciones. Por un lado, el máximo responsable del Eurogrupo, Juncker, señaló que “si todas las condiciones –relativas a un ritmo de venta de los activos públicos más rápido y la intensificación de los recortes en gasto público- se cumplen, se podría empezar a discutir la cuestión de un nuevo perfilado de la deuda griega (por ejemplo, un aplazamiento blando y voluntario de los pagos de los intereses y/o del perfil de vencimientos). Sin embargo, por otro lado, el ministro de Finanzas francés comentó que estas opciones se hallan fuera de la agenda. Al margen de estas discrepancias, lo que sí se acordó es que una decisión final sobre Grecia no se tomará antes de que el FMI entregue su evaluación trimestral sobre esta economía el próximo 14 de junio, aplazándose con una elevada probabilidad a la reunión del Consejo Europeo del 24 de junio, en la que se podría acordar el rediseño de los mecanismos de estabilidad financiera, y su posible ampliación.
Por tanto, pocas novedades habría que esperar en la reunión de hoy del Ecofin. Lo que es claro es que la Unión Europea necesita afrontar sin mayor dilación una solución al problema de Grecia para evitar un agravamiento de la cuestión. Si finalmente se llegase a considerar la posibilidad de una reestructuración, sus características y el momento elegido resultarían muy relevantes. El aplazamiento de un proceso de reestructuración más allá de 2012, a través de varias alternativas (reducción del coste de financiación, ampliación del plazo de devolución del préstamo, compromisos de reducción del déficit público menos severos), sería la forma, por un lado, de establecer un dique de contención frente a Irlanda y Portugal y que sus planes de consolidación diseñados en paralelo a los planes de rescate a ambos países tengan tiempo de madurar y, por qué no, dar algunos frutos (en el caso de inminente reestructuración griega, el contagio dificultaría avanzar en los mismos y abocaría a ambos países a seguir la senda de Grecia). Por otro lado, aplazar la reestructuración sería una forma de ganar tiempo para que la banca europea -especialmente la alemana y la francesa que son las que más “riesgo heleno” han asumido- reduzca algo la exposición a Grecia en balance mediante la deuda que vaya venciendo y, por el camino, se avance en los procesos de recapitalización. Grecia no presenta una necesidad inminente de liquidez, pero sería conveniente calmar al mercado y evitar contagios. En cualquier caso, el debate necesita un enfoque más constructivo en el seno de las instituciones europeas, demostrando que las ventajas que el euro aporta a los países “núcleo” de la UEM superan los costes de las ayudas.
En el plano estrictamente macro, muy focalizado ayer en EEUU, el índice de confianza del sector de la construcción (NAHB) se mantuvo sin cambios en mayo (16 puntos), algo por debajo de lo esperado por el mercado. Continuamos pensando que la construcción en el sector residencial va a seguir siendo bastante débil en el corto plazo, dado que las ejecuciones hipotecarias van a continuar contribuyendo a aumentar la oferta de vivienda que sale al mercado. No obstante, a más largo plazo, esperamos que la demanda residencial aumente progresivamente, en línea con la recuperación del mercado laboral. En el ámbito de sentimiento empresarial, el índice de confianza empresarial manufacturero de la Fed de Nueva York disminuyó desde 21,7 en abril hasta 11,9 en mayo. A pesar de la lectura más negativa del índice general, el desglose por componentes revela una imagen bastante positiva, más de lo cabría esperar a priori. Así, el subíndice de nuevos pedidos descendió ligeramente hasta la zona de 17,19, nivel que demuestra todavía cierta fortaleza. Además, el subíndice de empleo aumentó hasta cerca de niveles de máximos históricos desde el inicio de la serie (24,74). Por tanto, aunque el índice general arrojó una lectura algo débil, los detalles de la encuesta apuntan a que se trata de una pausa en el ritmo de expansión más que una desaceleración. Por último, destacar que en el mes de marzo se produjo un repunte de los flujos de capitales a largo plazo dirigidos hacia activos de EEUU; aún así en términos históricos los niveles se sitúan todavía en niveles bajos. Sin embargo, no hay que olvidar que en el mes de marzo se produjeron circunstancias excepcionales (terremoto de Japón y subsiguiente inyección de liquidez del BoJ) que podrían haber alterado el apetito por el riesgo de los mercados. En cualquier caso, los inversores no residentes compraron más de 54.700 millones de dólares en activos a largo plazo (de los cuales los inversores privados fueron responsables de 45.000 millones). Una mejora del apetito por los activos de EEUU que sigue avanzandodebería contribuir a apoyar la apreciación del dólar.