Banif.- En una semana ya de por sí con un acusado sesgo defensivo, aparecen más piedras en el camino. La primera
de ellas, las acusadas diferencias que sigue mostrando la clase política estadounidense para llegar a un
acuerdo sobre la elevación del techo del endeudamiento y un programa de consolidación que lo acompañe.
Ayer, el plan de “dos etapas” presentado por Boehner, el presidente republicano de la Cámara de
Representantes, ni siquiera pudo someterse a votación en el Congreso debido al rechazo que ha suscitado
en el ala más radical del Partido Republicano.
Recordamos los escenarios e implicaciones a las que podríamos enfrentarnos en esta materia: (i) un acuerdo que permita la elevación del techo de la deuda y un programa de consolidación fiscal que combine subidas de impuestos y recortes de gasto lo suficientemente contundente para que las agencias de rating levanten su amenaza. Escenario poco probable de acuerdo al desarrollo de los últimos acontecimientos, pero que sería favorable tanto para la renta variable como para la renta fija y el dólar; (ii) un pacto con el que se logre alzar el techo del endeudamiento para ganar tiempo y en paralelo se siga negociando en los próximos meses el programa de ajuste fiscal. A pesar de los sucesivos contratiempos de última hora, todavía nos parece la salida más probable. Las consecuencias en mercado serían más neutrales para la renta variable y dólar y ligeramente negativas para la renta fija. El más negativo, y que a fecha de hoy no puede descartarse, sería que no se llegara a acuerdo alguno y se precipitara la suspensión de pagos. Las consecuencias en clave de ralentización económica serían más sensibles (como sucedió en procesos similares anteriores), así como sería prácticamente inevitable la sucesión de rebajas de la calificación crediticia de forma escalonada. Es el escenario al que otorgamos la probabilidad más baja, pero que sería negativo para la renta variable, la renta fija corporativa y el dólar. En previsión de una falta de acuerdo antes de la fecha límite del 2 de agosto, el Tesoro de EEUU ha comenzado a trabajar en un plan de contingencia para hacer frente a los pagos de la próxima semana.
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